En Valladolid surge la primera chispa de la revolución mexicana

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En un acto de conmemoración histórica, recordamos el día hoy el papel fundamental que desempeñó el Plan de Dzelkoop como la "primera chispa de la Revolución Mexicana".

El 4 de junio de 1910, a las tres de la madrugada, comenzó la rebelión con un ataque a la ciudad de Valladolid. Los insurgentes estaban formados principalmente por campesinos de las haciendas cercanas, en su mayoría mayas que habían sido reclutados de manera voluntaria y eran conocidos por su naturaleza pacífica. 

Durante el enfrentamiento, perdieron la vida el líder político local, Luis Felipe de Regil, y algunos soldados. Los rebeldes lograron tomar control de la ciudad, desmontaron secciones de las vías del ferrocarril que conectaba con la capital, Mérida, y se prepararon para la defensa atrincherándose en la zona.

Por otro lado, el Gobierno Federal desplegó un batallón compuesto por 600 soldados, que llegó a Valladolid proveniente de Tabasco a las ocho de la mañana del 9 de junio de 1910. A pesar de su superioridad en número y armamento, las experimentadas tropas federales necesitaron más de cuatro días para derrotar a los insurgentes, quienes estaban mal equipados y carecían de suficiente munición, pero demostraban un gran valor. 

Después de tres asaltos de las fuerzas federales, las calles de Valladolid quedaron ensangrentadas con los cuerpos de decenas de revolucionarios y soldados en el primer episodio trágico de lo que, meses después, se convertiría en el inicio de una nueva era para México.

Se dice que este suceso fungió como la chispa inicial de la revolución, puesto que, aunado al sentimiento de resentimiento nacional, la noticia llegó a todo el país, hasta que Porfirio Díaz se vio obligado a abandonar México. 

Cada año, durante la noche del 3 de junio, se lleva a cabo una representación simbólica de la toma de esa plaza por las fuerzas revolucionarias. En dicha conmemoración, los representantes de los tres poderes del estado rinden homenaje a estos auténticos héroes llevando ofrendas florales al lugar donde fueron ejecutados. 

El Plan de Dzelkoop, sigue siendo un evento fundamental en la historia de México. Marcó el inicio de una lucha por la justicia social, la igualdad y la libertad que cambió para siempre el curso del país. Su legado perdura en la memoria colectiva de los mexicanos como un recordatorio de la importancia de defender los derechos fundamentales y luchar por un México más justo y equitativo.