¿Por qué algunas esquinas del centro de Mérida tienen nombres?
Aquí te contamos las historias de algunas
Sabina del Mar López Badillo 29 de noviembre de 2023 Historias
¡Hola amigos de TOP Yucatán
En las encantadoras calles empedradas del centro histórico de Mérida, donde cada paso es un viaje en el tiempo, las esquinas no son solo intersecciones urbanas; son testigos vivos de relatos, mitos y tradiciones que dan vida a esta tierra peninsular. ¿Alguna vez te has preguntado por qué tantas esquinas llevan nombres propios? Detrás de esta peculiaridad se esconden historias fascinantes que a continuación te contaremos, revelando las encrucijadas de historias, cultura y legado que conforman el corazón de Yucatán.
En la esquina marcada como "La Tucha" (66 x 67), un rincón que emana magia y misterio, reside la historia de una niña malcriada que, en medio de lo sobrenatural, recibe una lección transformadora. Este lugar no solo es una esquina, sino un portal a cuentos donde la realidad y lo fantástico se entrelazan, recordándonos la riqueza de las narrativas locales.
Mientras paseamos por las calles, nos encontramos con esquinas como "El Limón" (52 x 55), "El Almendro" (63 x 76) y "El Tamarindo" (45 x 50), cada una llevando el nombre de árboles que en algún momento adornaron esos rincones. Estas esquinas son como monumentos naturales que atestiguan el antiguo esplendor de la flora local, fusionando la historia con la naturaleza en un abrazo eterno.
En "Los Dos Camellos" (66 x 49), una esquina que transporta a otros lugares y tiempos, la leyenda nos lleva a dos hermanos portugueses, los Carvajal, quienes introdujeron camellos con la esperanza de aclimatarlos y lograr su reproducción.
En otra esquina, bajo el nombre de "Dos Caras" (58 x 65), una pintura nos sumerge en la mitología romana, evocando a Jano con su doble rostro, joven y anciano.
"El Polvorín" (60 x 103) no solo es un cruce, sino un recordatorio de un pasado explosivo, donde un almacén de pólvora marcó el destino de esta esquina. Y en "El Elefante" (46 x 65), la peculiaridad se encuentra en la azotea, donde un paquidermo metálico despierta la curiosidad y lleva consigo la historia del dueño de una vieja casona con una imaginación sin límites.
Así, en cada esquina del centro histórico de Mérida, los nombres no son solo etiquetas geográficas; son entradas a mundos de historias, tradiciones y leyendas que enriquecen el alma de esta ciudad. Estos rincones son más que esquinas; son capítulos vivos de un relato colectivo que se despliega con cada paso, tejiendo el tapiz cultural de Mérida.